Domingo, 2 de mayo y el periódico se llena de subastas sexuales y cárceles con un sentido de la disciplina distinto al tradicional.
Un cartel de Skandalo
Por un lado, tenemos que un bar de copas madrileño, el «Skandalo», reabría sus puertas con una oferta sugerente para el público masculino: un lote de subastas que incluía dos copas gratis, una barbacoa y el producto estrella, una chica. Los carteles publicitarios que anunciaban la reapertura también eran bastante explícitos, incluían frases como «¿quieres una buena fiesta con buenas tías?» o la quizás más directa pero no menos ingeniosa «te esperamos encantadas y cachondas». El tema se saldó con protestas vecinales y la intervención de la guardia civil.
Por otro lado, tenemos la peculiar cárcel Madrid I, la prisión para mujeres de Alcalá Meco. A partir de 2009, el funcionariado de este módulo es mixto y con la entrada del hombre, entró la tensión sexual. Dos funcionarios en concreto, «El trajes» y «El troncales» (ya advertía que Spain is different), eran conocidos por su afición a trastear de noche en las celdas de las reclusas. En sus fiestas privadas, el alcohol, el barón dandy y el sexo en grupo (las crónicas relatan una memorable noche del Trajes con dos internas) eran la tónica general. La pregunta es ¿Cómo han traspasado los muros de la cárcel estas aventuras?. Muy fácil, por la combinación de unas funcionarias cabreadas por la incompetencia y el cachondeo de los donjuanes que tenían por compañeros, los gemidos y risitas que dejaba tras de sí El Trajes en sus noches de pasión y las ojeras de «las preferidas» a la mañana siguiente durante el desayuno.
Premio que obtenían las reclusas a cambio de la felicidad de estos señores: drogas y móviles, que por lo visto están muy valorados en el universo entre rejas. Lo mejor de todo el asunto son las declaraciones de antiguas reclusas: «También hay necesidades» «Es una cosa de hombres y mujeres. ¿Tanto sorprende?»
Todo esto dentro de nuestras fronteras, curiosamente de Madrid (sabiendo lo que ocultan los muros de las cárceles madrileñas, creo que prefiero no saber que ocultan las paredes del Ayuntamiento o la presidencia de la comunidad).
El caso es que fuera, el cuento no cambia demasiado. El sexo como reclamo es algo universal.
En Rusia, una modelo llamada Katia Gerásimova, ha desnudado y grabado al bloque opositor al todopoderoso Putin. Con medios parecidos a los de la Stasi en la República Democrática Alemana o la KGB en Rusia, esta joven usaba su cuerpo como anzuelo para grabar fogosos encuentros en los que no faltaba el sexo y la cocaína. Y sí, como el Trajes, también los opositores de Putin disfrutaban de dos mujeres a la vez, cuando Katia invitaba a su amiga Anastasia. El objetivo de toda esta parafernalia: desacreditar la integridad moral de los que no piensan como Putin, con la emisión de esos vídeos. Resultado: según algunos, la desacreditación de la modelo, ya que al fin y al cabo es solo sexo y el tema solo debería interesar a las mujeres de los afectados y no a la opinión pública de un país. Aunque ya sabemos como somos todos con el tema de los escándalos sexuales. Quizá el tema de la cocaína resulte más polémico, aunque también sabemos como somos con el tema de las drogas (Veáse Kate Moss).
las conquistas de Katia
Por último, solo decir que con algunos jeques árabes también tenemos cuerda para rato. Ellos eligen a dedo a las chicas que más les gustan (¿se acuerdan de las subastas del club Skandalo?) y pasan con ellas (recordemos que nunca es suficiente con una) unas paradisíacas vacaciones en alguna isla soleada. Requisitos: Tener un cuerpo espectacular y lo que ellos llaman «saber hacer algo especial». Beneficios: 1500 euros para las chicas y para los jeques, pregúntenselo a ellos, aunque creo que nos podemos hacer a la idea.
En fin dejando de lado subastas y harenes de jeques, cárceles y sexo soviético vigilado, solo decir que España es diferente, pero no tanto del resto del mundo.
Periodisteando en la Red 